Catalina Mesa, su directora, sintió que le había llegado el momento al homenaje que había prometido hacerle a su tía Ruth cuando murió. Un homenaje a la mujer paisa y a este pueblo de casas de colores y de mujeres coquetas, graciosas y desparpajadas. Este viaje que empezó en las montañas de Antioquia ha recorrido medio mundo y se ha ganado el cariño del público y todos los premios habidos y por haber. Nosotros, orgullosos de haber trabajado junto a ella, nos sentimos ya también un poquito jericoanos.